Muchas especies de cefalópodos son capaces de camuflarse adaptando su apariencia al entorno. Para ello utilizan un sistema motor que controla la expansión de varios millones de células pigmentarias de la piel, denominadas cromatóforos. La generación de patrones cutáneos depende de la coordinación instintiva de miles de motoneuronas que interpretan escenas visuales complejas, un mecanismo del que apenas hay estudios.
“Esta habilidad la poseen algunos cefalópodos coleoideos, entre los que se incluyen la sepia, los pulpos y, en menor medida, el calamar”, dice a SINC Guilles Laurent, científico del Instituto Max Planck de Investigación Cerebral (Alemania) que lidera un trabajo de observación que sugiere que, en el caso de la sepia común (Sepia officinalis), este sistema es muy flexible y adaptable, lo que aporta nuevos conocimientos sobre este complejo proceso fisiológico.
Crédito: Instituto Max Planck de Investigación Cerebral